Visto el éxito de la semana pasada, donde mostraba mi propuesta para hacer compatibles un jardín bonito con un perro juguetón, hoy seguiré con la línea sobre mascotas traviesas. En esta ocasión te doy un truco sencillo: bastante más fácil de poner en práctica, pero suficiente para que tu gato deje de estropear las jardineras.

Mi gato “Bitxu” junto a la sufrida jardinera
Si tienes un felino pululando por tu terraza o jardín, sabes de qué te hablo. Tu simpático animalito es incapaz de distinguir la diferencia entre su bandeja de arena aromatizada y el sustrato de tus jardineras a la hora de “hacer sus necesidades”.
El recipiente de tus cuidadas plantas, lejos de oler a tierra fresca, acabará incomodando hasta a la nariz menos refinada. Tus plantas, por descontado, también lo sufrirán y se acabarán marchitando.
Contenido de la entrada
¿Cómo solucionarlo?
Está claro que hay que ponerle freno, pero ¿cómo? Te habrán mencionado los repelentes para gatos. Están bien si no te importa estar a expensas de su constante aplicación. Yo prefiero soluciones más definitivas.Quería algo sencillo, pero que fuera eficaz. Coloque obstáculos que le impidieran maniobrar cómodamente y mis jardineras dejaron de resultarle atractivas. Para tal fin basta un poco de imaginación; la solución debe ser práctica, decorativa y económica.
Piedras, macetas y otros obstáculos
¿Has pensado en lo útiles que pueden ser unas simples piedras? Con bolos de cierto tamaño colocados en los espacios libres, puedes frenar las intenciones de tu mascota, a la vez que das un aire rústico.

Estos cactus evitan los daños de tu gato y a la vez son muy decorativos
Quien dice piedras dice cualquier otro objeto lo bastante pesado y estable para soportar el envite y no ser apartado. A mí me gusta intercalar macetas decorativas, como esta ánfora y su cactus o este sapo de cerámica (también con una carga punzante). ¿Qué prefieres tú?
Un golpe de suerte
Dejar crecer de más alguna planta tapizante, como esta cabellera de la reina, te puede resultar además de práctico muy satisfactorio.

La suculenta cubre parte de las jardineras protegiéndolas de las mascotas
La suculenta ascendió sigilosamente, “como quien no quiere la cosa”, por la jardinera de madera y al encontrar agua decidió que era buen lugar para instalarse. Ya puestos… ¿para qué arrancarla? Usémosla a nuestro favor.
Siempre he creído que no era acertado tener las plantas “apelotonadas”, pero en este caso es de sabios hacer una excepción. Conviene, por supuesto, recortarla de vez en cuando; así el invitado no molestará a su cortés anfitrión.
El resultado lo vale, compruébalo en la entrada que dediqué a esta especie. Ya empieza a verse alguna flor aislada, pero nada comparable con lo que se avecina. Dentro de un par de semanas la cabellera de la reina me premiará con una asombrosa alfombra de flores fucsia. Será su agradecimiento a tanta hospitalidad.
Cubrir todo con plantas
Puedes dejarlo en manos del azar o mejor ser tú el que intervengas. Recuerda usar el sentido común y no cargar las jardineras. Ante la falta de espacio, dos plantas grandes serían incompatibles; acabarían molestándose.
Entrada relacionada: Cómo plantar en otra maceta
Mucho mejor, alternar con especies de porte bajo o crecimiento rastrero. Algunas suculentas resultan perfectas para tal fin, pero también sirven otras con raíces superficiales.
La diferencia de tamaño facilitará la convivencia y además creará sensación de volumen, resultando el conjunto mucho más estético.
Malla protectora
Pero, a no ser que plantes cactus o alguna otra espinosa, convendrá ganar algo de tiempo para que tus mascotas las dejen crecer en paz. Yo compré unos cuantos metros de malla metálica. Una vez colocada impidió el acceso al sustrato de mi perro y en particular de mi gato, “el más peligroso”.

Jardinera protegida con malla para evitar los daños de las mascotas
Recorté la malla, ajustándola a las dimensiones de las jardineras y dejando solo libre el espacio indispensable para albergar las plantas. El invento no impide regar en absoluto y si pretendes trabajar la tierra bastará con levantarlo.
Por cierto, también es posible instalar la malla después de la plantación. Para rodear los tallos, tan solo debes recortarla por uno de los lados del hueco ¡y listos!
Afianzarla a los bordes de la jardinera le dará más seguridad, aunque no es imprescindible. Bastará con algunas puntas o tornillos, para que nada se mueva.
¿No te convencen mis propuestas? Siempre estás a tiempo de usar los tan socorridos repelentes para proteger tus plantas. Son eficaces tanto para perros como para gatos
Y si te quieres ahorrar la molestia de regar, en este enlace a Amazon tienes una hidrojardinera muy interesante.
No te pierdas ningún consejo de jardinería. Suscríbete aquí al blog: recibirás los nuevos contenidos en tu correo electrónico y totalmente GRATIS. Responsable: José Manuel Durán Arjona o bien Jose el jardinero, como tú prefieras. Finalidad: enviarte los nuevos artículos y cualquier otra novedad relacionada con el blog (nada de spam). Legitimación: tu consentimiento al aceptar la política de privacidad. Destinatarios: tus datos los guardará Mailrelay, mi plataforma de email marketing, con servidores en la Unión Europea. Derechos: a acceder a tus datos, rectificarlos, limitarlos o suprimirlos. Para más información consulta la política de privacidad. |
Ya lo ves, así solucioné yo el dilema con mis mascotas y las jardineras. Hasta hoy día, ahí siguen los rosales impasibles. Sí que fueron importunados por un sin fin de hongos y plagas; son preciosos pero muy vulnerables. Lo digno de destacar es que han sobrevivido a todo, incluido a mi gato “Bitxu”. Nunca más los volvió a confundir con su arenero.
¿Te ha gustado el post?
Hola Jose. De nuevo me gustaría hacerte una pregunta.
En mi yarda de atrás he intentado sembrar césped y siempre se llena solo de pura maleza, todo horrible.
Quisiera saber si tú me pudieras dar algún consejo o mejor dicho no importa que ya nunca crezca césped pero quisiera que dejara de crecer toda esa maleza tan fea.
Muchas gracias ^_^