Seguro que te habrás preguntado alguna vez ¿cuánto dura esta o aquella planta? Si convives con ellas en casa, es una duda muy razonable. Pues bien… su ciclo biológico tendrá un peso importante en el asunto. Algunas, como las anuales (también conocidas como de temporada), viven apenas un año; otras doblarán este tiempo (bianuales), mientras que unas pocas elegidas podrán hacerlo más allá de los mil años.

Averigua cuánto pueden durar tus plantas (Lantana camara)
Si tu planta empieza a marchitarse a pesar tus cuidados, es posible que pases algo por alto -sí- pero no descartes que haya cumplido ya con su tiempo de vida.
Para entender mejor el asunto debes conocer estas categorías: plantas anuales, plantas bianuales y plantas perennes o vivaces. Como habrás adivinado se trata de una clasificación según la duración de su ciclo biológico.
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Plantas anuales
Vamos con las plantas anuales. Las consideradas anuales son todas aquellas plantas capaces de desarrollar su ciclo completo -desde su nacimiento mediante semilla, hasta su floración y fructificación- en un solo año, terminado el cual morirán dejando sus semillas en la tierra. A la llegada de la próxima temporada la historia se repetirá pero esta vez con nuevos ejemplares.

Las amapolas (Papaver rhoeas) solo viven un año
Estas plantas son herbáceas (sin tallos leñosos) y de muy rápido crecimiento. Entre ellas se encuentran muchas de las consideradas malas hierbas (rabaniza blanca, amapola…), aunque también algunas interesantes en jardinería como las caléndulas, los taguetes, las alegrías de la casa, las cinias, los girasoles o las bocas de dragón.
Hay que matizar que, en climas suaves, plantas consideradas como anuales son capaces de resistir el invierno y ofrecer una nueva floración al llegar la primavera. Sin embargo suele ser de peor calidad, por lo que se recomienda sustituirlas cada año. Otras, en realidad perennes, se cultivarán como planta de temporada en aquellos lugares que alcancen temperaturas bajas.
Plantas bianuales
Al igual que las anuales, las plantas bianuales (también llamadas bienales) cumplen con su ciclo biológico en un periodo relativamente corto de tiempo, aunque estirando algo más cada una de sus etapas. Por lo general dedican el primer año a desarrollarse y el segundo a su reproducción, que es cuando florecen y fructifican.

Los pensamientos son plantas bianuales (solo duran dos temporadas)
Cabe señalar que las plantas bianuales son menos numerosas que las anuales. Para colmo, algunas -como el pensamiento- lo son en parte condicionadas por el clima: en parajes cálidos se comportarían como perennes. Otras, esta vez dentro del marco agrícola, -pensemos en la zanahoria, el apio, la espinaca, la col o el perejil- se cultivan como anuales al aprovecharse solo su raíz o sus hojas y suponer un inconveniente su floración.
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¿Quieres llenar de flores tu jardín o terraza durante el invierno? El alelí, el pensamiento, la violeta, la campanula, la margarita de los prados, son especies bianuales muy utilizadas en jardinería al facilitar ese toque de color tan deseado y que solo ellas saben dar.
¿Qué entendemos por plantas perennes y vivaces?
Llegamos a un apartado interesante, pues es aquí donde se engloban todas las especies de plantas con una supervivencia superior a los dos años. Por tal razón son las que deberían formar el grueso de tu jardín y reservar solo unas pocas zonas para engalanar con plantas de temporada.
Plantas perennes
Los términos vivaz y perenne suelen relacionarse básicamente con plantas de porte herbáceo y pequeñas arbustivas. Así diferenciamos todas aquellas que conservan su parte aérea durante el invierno (perennes) de las que no. Esto también tendrá mucho que ver, como ya hemos visto, con su localización.
Plantas vivaces
Las plantas vivaces, en cambio, son siempre herbáceas y optarían como estrategia evolutiva por el sacrificio de toda su estructura a la vista (tallos y hojas) con la llegada del frío, quedándose con poco más que sus raíces. Éstas brotarán desde allí sin problemas al ascender las temperaturas, pero has de considerar que allá donde plantes estas especies quedará un decorado poco vistoso durante varios meses. Es interesante combinarlas, tal vez con plantas de floración invernal.
Un ejemplo de planta vivaz sería la menta, que durante el invierno solo conservará sus rizomas subterráneos a la espera de mejores condiciones.
Plantas bulbosas
Las bulbosas y otras plantas con órganos de reserva, aunque con un comportamiento similar, merecerán una consideración aparte. Los bulbos, terminada su espectacular floración y una vez en letargo, podrán desenterrarse para guardarse hasta la temporada siguiente. Cumplirán así varios ciclos e incluso será factible dividirlos para obtener nuevos ejemplares.
Algunas plantas bulbosas muy conocidas son: el ciclamen, el tulipán, el jacinto, el narciso o la azucena.
Árboles y arbustos
Los árboles y arbustos, leñosos y en consecuencia perennes, deberían merecer tal consideración. Sin embargo se hace mención a ellos en relación a la persistencia o no de sus hojas durante el invierno. Se consideran caducifolios o de hoja caduca a los que pierden las mismas con la llegada del otoño y perennifolios o de hoja perenne a los que las mantienen.
Será bueno que conozcas cuales de tus plantas son de hoja caduca y cuales no, para no alarmarte llegado el momento.
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Bien es cierto que entre los árboles y arbustos, que no son más que especies con la capacidad de lignificarse (de convertir con el tiempo sus brotes en madera), existirá una gran diferencia respecto a su duración. Aquí tendrán cabida tanto árboles añejos –el tilo o el olivo por ejemplo, que pueden llegar a vivir mil años-, como otros con tiempos más razonables. El rosal, el naranjo o el mandarino albergan en cambio una esperanza de vida similar a la del ser humano.
Para que te hagas una idea de la longevidad de ciertas especies, en Ulldecona (Tarragona) existe un olivo conocido como la Farga de Arion que se calcula fue plantado en el 314 dC. Tiene ahora por lo tanto 1703 años. También es admirada la estrategia de las secuoyas y otros árboles de crecimiento lento, como piceas, tejos, cipreses o alerces. El árbol más viejo conocido hoy por hoy tiene casi 5000 años y se encuentra en California (se trata de un Pinus longaeva).
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Ya ves que es importante averiguar su duración antes de hacerte con una planta, de lo contrario quizás no cumpla con tus expectativas. Además has de considerar otras variables, entre ellas el clima. Te sugiero que te aproximes en lo posible a sus requerimientos para sacarle todo su potencial.
Teniendo claro lo aquí expuesto no te llevarás sorpresas desagradables cuando tu planta alcance la senectud. Todo tiene un principio y un final. ¡Así es la vida!
Gracias. Me ha gustado mucho.