Si estás pensando en plantar este árbol y buscas información, aquí te cuento mi experiencia con el mandarino que tengo en el jardín. Ya te adelanto que, para mí: positiva… recoger y recoger mandarinas.
La mañana del sábado pasado estaba arreglando un poco el jardín de casa, que últimamente lo tengo muy descuidado. Lo típico: barrer las últimas hojas caídas, sacar las cuatro “malas hierbas” que salen a pesar del frío, regar un poco las jardineras… Y me di cuenta de que en el mandarino quedaban tres mandarinas que aún no había visto. Inmediatamente dejé lo que estaba haciendo y fui a buscar las tijeras de podar. Pensé… “Las últimas de la temporada. Serán geniales para el postre”. Pero la verdad es que no pude esperar y me las comí al momento.
Cuando planté el mandarino, hace ya siete años junto con otros frutales, lo hice anhelando tener esta sensación algún día; vivir con total naturalidad el poder comer un fruto producido en el jardín de casa. Supongo que esto es algo inevitable en muchos de nosotros. La necesidad de autoabastecernos; tal vez, grabada en los genes del ser humano desde los primeros agricultores del neolítico.Tardó más de lo que esperaba, un par de años, en darme esa satisfacción (en la foto pueden verse las primeras mandarinas que pude recoger de mi árbol). También hubo un año flojo por culpa de una plaga de cochinilla que fue difícil de eliminar. Pero por lo demás, ¡chapó! el mandarino ha cumplido sobradamente mis expectativas aportando una buena dosis de vitamina C a mi dieta.
Descripción
El árbol de las mandarinas como el resto de cítricos pertenece a la familia de las Rutáceas y tiene su origen en el sur de Asia. Hay varias especies que producen mandarinas, las más conocidas son: Citrus reticulata, Citrus deliciosa y Citrus unshiu.
El mandarino es un arbolito de hoja perenne que apenas pasa de los dos metros de altura. Esto puede ser una ventaja si no dispones de mucho espacio en el jardín; incluso lo hace muy apropiado para el cultivo en maceta. Otro punto a favor son sus bonitas flores blancas similares a las flores de azahar de naranjos y limoneros. Tienen la capacidad de fecundarse a sí mismas, por lo que no hace falta que plantes más de un ejemplar si no quieres, te darán frutos igualmente.
Las hojas son lanceoladas, similares al naranjo, pero algo más estrechas. Al igual que en estos, tienen el peciolo ensanchado pero es menos evidente. Un mandarino es muy parecido a un naranjo… “tamaño inferior, eso sí, y el porte algo más redondeado”.

Las hojas del mandarino son alargadas y de un verde intenso. Tienen el peciolo ensanchado de forma similar al naranjo
El periodo de recolección de las mandarinas es amplio: desde octubre hasta finales de enero (más o menos, “dependiendo de la variedad”). Si a esto le sumas que es una fruta que se conserva bien fuera del árbol, verás que… las podrás disfrutar durante bastante tiempo.
Cuidados del mandarino
El mandarino no necesita demasiados cuidados. Siempre y cuando tengas en consideración las necesidades propias de la especie, “todo irá bien”.
Los climas mediterráneo y tropical son los más indicados para este árbol. Por lo que, puedes imaginar que no le gusta el frío. Su destino elegido ha de ser un lugar bien iluminado y donde no haya heladas fuertes durante el invierno. En lugares con frecuentes heladas, cultiva tu mandarino en maceta y trasládalo al interior de casa cuando proceda.
El sustrato adecuado será rico en nutrientes y tendrá un drenaje suficiente para que las raíces respiren. Evita un suelo demasiado arcilloso. Puedes mezclar la tierra con algo de arena lavada para mejorar la aireación. Si la tierra es pobre, añade materia orgánica. Otro dato… el ph por encima de 7 bloquea la asimilación de algunos microelementos; corrígelo mezclando con turba rubia, si fuera el caso.
Si plantas en maceta, que sea de un tamaño generoso y con un orificio de salida del agua apropiado; a los cítricos no les gusta el encharcamiento.
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El riego será escaso en invierno y moderado en verano: uno a la semana puede ser suficiente (si se encuentra en maceta riégalo aún más); ante la duda, deja secar la tierra entre riegos, “mejor quedarse corto que pasarse”. Si quieres evitar los errores más comunes al regar, mirate esta entrada.
La poda… la mínima posible: solo ramas secas y “despuntar” alguna que te rompa la estética de la copa. Cuando el mandarino sea adulto sí que aclararás un poco el interior para que entre luz, pero hasta entonces utiliza solo tus tijeras para cosechar las mandarinas y llevártelas a la boca.
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Después de esto, ya solo nos queda el abono: mejor, al inicio de la primavera y en verano con compuesto granulado (15-15-15); no te pases con el nitrógeno. Para más información, mirate la entrada “Abonar las plantas del jardín“.
Disfruta de tu mandarino igual que lo estoy haciendo yo. Si tienes alguna duda no dejes de preguntarme. ¡Mucha suerte!
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Hola Jose,
Compré un mandarino el año pasado, este año en la primavera desarrolló una mancha negra que iba descendiendo por el tronco, no pudo brotar y acabó muriendo. Supongo que es un hongo, tú sabes que tipo de enfermedad es?
Gracias