Los Jardines de Bóboli son otra de las muchas joyas que atesora Florencia. Tras el Palacio Pitti se extiende este icono de jardín renacentista, referencia posterior para muchos otros jardines reales. Si te pasas por la ciudad y dispones de suficiente tiempo, no dejes de visitarlo.

Jardines interiores de Bóboli
El Duomo (Catedral) de Santa Maria dei Fiore, con su prodigiosa cúpula, o los tesoros de La Galeria Uffizi y La Galería de la Academia son algunas de las maravillas que no te puedes perder. Pero para ti, que te gusta tanto esto de las plantas y los jardines, hay otra visita obligada…

Vista del Palacio Pitti (Jardines de Bóboli)
Reserva la mañana para pasear por los Jardines de Bóboli, detrás del Palacio Pitti. Dos horas serán suficientes para recorrerlos con tranquilidad. Si te acompaña la meteorología, como a mí, lo disfrutarás.
Ubicación
El jardín de Bóboli se encuentra al sur del rio Arno, en la colina que lleva su nombre. Te espera, sin duda, un agradable paseo. Al cruzar el río gozarás de una increíble vista desde el Ponte Vecchio, después solo te quedará subir por la Via Gucciardini hasta llegar a la Piazza dei Pitti. Aquí es donde se compra el ticket de acceso a los jardines.

Jardín de los Caballeros, “Giardino dei Cavalieri”
El primer domingo de cada mes suele ser gratis. Sino, tienes la entrada combinada de 7€, que te dará además derecho al “Museo delle porcellane” al “Museo degli argenti”, a la “Galeria del costume” y al “Giardino Bardini”, otro jardín del que vale la pena tratar. Para la semana que viene “ya hay tema reservado”.

Cafetería antes de la entrada a los Jardines de Bóboli
¿Qué te parece este gorrión posado en la mano de la chica? La naturaleza se muestra domesticada ya incluso antes de cruzar por la puerta de los jardines.
Un poquito de historia
El Palacio Pitti fue comprado a la familia Pitti en 1549 por Leonor Álvarez de Toledo, esposa de Cosme I de Médicis (Gran Duque de la Toscana). Su intención era huir del centro de Florencia; al enfermar de tuberculosis buscaba una zona más saludable.

Panorámica de Florencia desde los Jardines de Bóboli
Tras la adquisición se encargaron algunas mejoras, que incluían los fabulosos jardines. Una vez todo a su gusto, los Médici abandonaron el “Palazzo Vecchio” e instalaron su residencia definitiva en el Oltrarno (al otro lado del río Arno).
Los jardines de Bóboli comprenden el patio interior, los jardines que unen el palacio con la fortaleza del Belvedere y la posterior ampliación al suroeste del siglo XVII. Suman unas cuatro hectáreas y media de terreno, lo que supone una de las mayores zonas verdes de Florencia.
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El arquitecto Niccolò di Raffaello Pericoli proyectó este jardín, que fue continuado tras su muerte por Bartolomeo Ammannati y después por Buontalenti. Los jardines de Bóboli son una obra maestra del estilo de la época (italiano renacentista). Aprovechando la orografía de la antigua cantera con la que se construyó el palacio, crearon algo similar a un anfiteatro. La vocación de disfrutar de espectáculos al aire libre era evidente. De hecho, fue aquí donde se representaron algunas de las primeras óperas.
Qué ver en los Jardines de Bóboli
Por supuesto el palacio es digno de admirar. Puedes colarte en su interior para ver la exposición de vestidos de la época o entrar al Museo degli Argenti. Pero no te entretengas demasiado, el mayor espectáculo se encuentra en el exterior.

Obelisco egipcio en los Jardines de Bóboli
Entre el anfiteatro y el palacio destaca el Obelisco egipcio, traído desde la Villa Médici en Roma, pero que data del antiguo Egipto.

Fuente de Neptuno en los Jardines de Bóboli
El lago con la Fuente de Neptuno es otro punto de interés. Si lo deseas, las terrazas de césped colindantes te permitirán tumbarte a descansar bajo los tilos. En lo alto de las escaleras, la Diosa Fortuna controlará todo lo que allí acontece, quizás se fije en ti y te conceda alguno de sus favores.

Gradas de césped en el anfiteatro de los Jardines de Bóboli
Repartidas por doquier, acompañarán tu paseo numerosas estatuas y gárgolas de estilo clásico, así como elegantes composiciones de setos recortados geométricamente. Hacia el oeste, el Viottolone (avenida de cipreses) comunica con la Plaza dell’Isolotto, donde se encuentra la Fontana del Océano. Hacia el sur, en lo alto de la colina, llegarás al jardín de los caballeros, ubicación de la rosaleda y del Museo de la Porcelana.

Giardino dei Cavalieri (Jardines de Bóboli)
Dos grutas, la “Grotta grande” y el “Grotto di Buontalenti”, guardan también algunos tesoros artísticos. Es una lástima que a veces estén cerradas al público.
Para darle la importancia que se merece has de saber que Bóboli fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Tanto la belleza de los jardines como su conjunto artístico lo merecen. En breve se espera además una restauración de su patrimonio botánico, gracias a que una prestigiosa firma de moda italiana donará una importante suma de dinero.
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Visitar los Jardines de Bóboli te permitirá de una forma distendida seguir ahondando en la historia de Florencia. Cambiar el gris de las calles empedradas por el verde, sumado a la bonita panorámica de la ciudad, será una propuesta interesante antes de volver al internacional gentío.
Si bajas desde el Giardino dei Cavalieri, serpenteando junto a las viejas parras, saldrás por la puerta del Forte Belvedere. De allí al Jardín Bardini hay apenas unos cientos de metros. La semana que viene te cuento lo demás.
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No he estado nunca, pero, la próxima vez que vuelva a Florencia los visitaré. Tiene buena pinta, aunque no me seduce lo demasiado formalista.