Parece mentira pero en febrero ya podemos disfrutar de todo un espectáculo floral gracias al almendro. Este árbol del género Prunus, emparentado con cerezos, melocotoneros y ciruelos, no puede esperar como sus congéneres a la llegada de la primavera y muestra con prisas sus flores incluso antes de que broten sus hojas.
El almendro nos avisa con sus flores blancas o a veces rosadas que el invierno toca a su fin. Si al pasear por los parques de nuestras ciudades, abrigados en las frías mañanas de febrero, descubrimos los primeros almendros con sus copas blancas inevitablemente se nos dibujará una sonrisa y buscaremos la cámara del teléfono móvil para dispar hasta quedarnos sin batería.
El fruto del almendro necesita mucho tiempo para madurar por eso este frutal se pone presto manos a la obra. En cuanto su contador biológico marque las suficientes horas de frío acumuladas y detecte unas temperaturas aceptables, él iniciará la floración. Esto en demasiadas ocasiones juega en su contra, ya que las heladas tardías todavía amenazan con hacer acto de presencia pudiendo estropear sus delicadas flores.
Los inviernos suaves como el de este año son el pánico de los agricultores: los almendros florecen incluso antes acentuándose el riesgo de heladas tardías que hagan perder la producción. Pero esto en jardinería no tiene porque ser un problema. Podemos aprovechar esta cualidad para dar un toque alegre al jardín en el desenlace del invierno. Las flores blancas engalanarán las copas hasta el momento desnudas y durante un periodo efímero, éstas serán las únicas protagonistas -¡una imagen cautivadora!-.
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Como ves en la foto, se pueden apreciar las características flores de color blanco, con sus cinco pétalos y sus largos estambres, cubriendo las ramas sin más compañía. Habrá que disfrutarlo, a los pocos días brotarán también las lanceoladas hojas por lo que el blanco dejará de ser el color dominante.
Cuidados del almendro
El cultivo del almendro (Prunus dulcis) no tiene demasiada ciencia. Este árbol originario de Asia central y naturalizado en la zona mediterránea requiere de los cuidados justos. Lo más importante: tener claro que gusta de poca agua, hasta el punto que demasiado riego puede suponer la pudrición de sus raíces.
El terreno, por la misma razón, debe ser preferiblemente suelto (arenoso o franco-arenoso) para que el agua filtre adecuadamente y no se produzcan encharcamientos.
No tiene grandes exigencias nutritivas por lo que tolera perfectamente los suelos poco fértiles.
La ubicación perfecta para este frutal será como el resto de ‘Prunus’, a pleno sol. A tener en cuenta también su menor resistencia al frío que, por ejemplo, el cerezo (pariente muy semejante).
Al igual que el cerezo de flor, es muy apropiado en jardines pequeños por su porte contenido y su espectacular floración.
A diferencia del cerezo, tiene las hojas más alargadas. Otro rasgo distintivo es el color de la corteza, más oscura en su madurez.
Eso sí, en el momento de plantarlo debes prever cierto margen respecto a los elementos constructivos. Cuatro metros serán suficientes para que las raíces se desarrollen con normalidad y sin riesgos.
Otra de las diferencias del almendro respecto al cerezo es la facilidad que el primero tiene para reproducirse mediante semilla. No es necesario estratificación, simplemente se rompe ligeramente la cáscara, se coloca en el sustrato y se mantiene este húmedo. De todas formas… aunque la reproducción mediante semilla es bastante sencilla, la técnica más utilizada para la producción es la del injerto, generalmente en patrón de almendro amargo o en híbrido de almendro con melocotonero.
En cuanto a las plagas que afectan al almendro: puede ser atacado ente otras por barrenillos, oruguetas, tigres del almendro o pulgones. Aunque las más preocupante suelen ser las enfermedades producidas por hongos, a las que tiene especial sensibilidad su sistema radicular. Razón por la que te recomiendo afinar con el riego y la textura del sustrato.
Las almendras
Las riquísimas almendras son otro de los regalos que nos ofrece el Prunus dulcis. Con un elevado valor nutricional (contienen proteínas, minerales, vitaminas y ácido oleico) sería un verdadero desperdicio no recolectarlas.
Si decides cosechar el fruto seco de este árbol, tendrás que esperar hasta finales del verano o el otoño para que madure y has de tener en cuenta algunas consideraciones para que el proceso llegue a buen puerto.
- La polinización debe ser cruzada: tu almendro necesitará algún ejemplar de otra variedad compatible en periodo de floración en las inmediaciones. Esta especie no se poliniza con el polen de flores de la misma variedad. Existen algunas excepciones a esto, muy interesantes porque además suelen florecer más tarde salvando el riesgo de heladas (te las enumero más abajo).
- Por lo mencionado en el punto anterior, la cercanía de almendros silvestres o amargos podría ser un problema si quieres utilizar las semillas para la reproducción; las nuevas simientes darían lugar a almendros bordes o amargos.
- Es imprescindible la intermediación de las abejas para llevar a cabo el proceso. En consecuencia se ha de evitar el uso de pesticidas perjudiciales para ellas.
- Las heladas tardías estropearán las flores. En lugares con heladas frecuentes es aconsejable utilizar las variedades que demoren más en florecer.
- Aunque los almendros no necesiten mucha agua es recomendable aumentar algo el riego durante el engorde del fruto, así ganarás en producción.
Las variedades Antoñeta, Cambra, Mardía, Genco, Felisia, Ayles, Guara, Marta… son un ejemplo de floración tardía con polinización auto fértil. Serán ideales si vives en un lugar donde el invierno se alarga y además no es necesario que plantes más de un ejemplar.
Las almendras se recogen cuando la cáscara comienza abrirse, en España desde agosto a octubre dependiendo de la variedad y el lugar.
Ten cuidado de no recolectar almendras de ejemplares bordes para el consumo. Si pruebas una almendra amarga, lo más probable es que la escupas de inmediato. Pero, por si acaso se te ocurre hacerte el valiente, debes saber que además del sabor desagradable resultan tóxicas. Contienen ácido cianhídrico y quince almendras amargas podrían ser suficientes para matar a una persona adulta.
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Pero no quiero que al final de este artículo te quedes con un mal sabor de boca; el almendro será tu mejor aliado para despedir al invierno, el mejor antídoto a la tristeza estacional de tu jardín y el gran protagonista durante algunas semanas.
Pero por si todavía no lo tienes claro, aquí te dejo este enlace donde puedes ver los almendros del Parque de la Quinta de los Molinos en Madrid. Si vives en Barcelona, ya habrás advertido en el pie de foto donde encontrarlos. A mi ya me están dando ganas de ir a verlos… ¿y a ti?
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Muchas gracias José por tu valiosa información.