Éste fue el animalito que encontré hace unos días enredado en mi jazmín. Podía haber sido de gorrión o hasta de paloma el polluelo que cayó de su nido directo a mi jardinera. Lo que no esperaba descubrir era a esta cría de cernícalo asustada y parapetada entre las ramichuelas. ¿Qué hice? Ahora te lo cuento.
Para que sepas de qué te hablo, primero te pongo en antecedentes…
El cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) es una rapaz de la misma familia que los majestuosos halcones peregrinos, pero algo más pequeño. Es fácilmente identificable en vuelo, mientras otea el suelo buscando sus presas (básicamente pequeños roedores y reptiles). Se queda estático, inmóvil en el aire como si de de un helicóptero se tratara. Vuelo cernido lo llaman, y de ahí su nombre.
No fue fácil sacar al polluelo de su refugio improvisado. Su instinto natural le hacia recelar de mis buenas intenciones. Unos guantes y una caja de zapatos fueron los utensilios de salvamento con el bravo pajarito. Mi deseo no era otro que trasladarlo a donde se hicieran cargo de su supervivencia.
Después de llamar sin éxito a los teléfonos de que disponía, decidí llevarlo yo mismo al centro de recuperación de fauna.
¿Qué hacía en mi jardín el polluelo de este ave de presa?

Cernícalo vulgar por David Talens (CC BY 2.0)
Bueno, vamos por partes… Hoy quería enseñarte esta curiosidad, puede que un poco alejada de los temas habituales, principalmente por dos razones:
La primera… Siempre he pensado que un buen jardín debe ser un espejo donde la naturaleza se vea reflejada. Más allá de una colección de plantas distribuidas con algo de sentido y cierto buen gusto, un jardín, queramos o no, será un lugar vivo donde no todo quede bajo el control del jardinero.
Las abejas visitarán las flores sin importarles lo más mínimo si el romero crece en el monte o a la entrada de tu casa… ¡suerte de las abejas, que no nos falten nunca! Las mariposas, más de lo mismo. Los pájaros se cortejarán ajenos totalmente a ti. Si tienes suerte, permitiéndote escuchar su canto, y después harán sus nidos allá donde les plazca.¡Afortunado el que sabe disfrutarlo! Porque por desgracia no todo será igual de agradable. El pulgón y otras plagas también atacarán tus plantas, como es lógico, sin pedirte permiso. Puede que una de las afanosas abejas te propine un picotazo, si no la ves, al podar el romero. O quizás de algún nido caiga el pequeño polluelo, resultado de una inoportuna ráfaga de viento.
La naturaleza tiene sus propias reglas y carece de nuestro sentido de la oportunidad. Es posible, “solo posible” que nos empeñemos en ver el mundo tras unas lentes mal graduadas. No somos el centro del mundo, por suerte.
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La segunda razón es la de convencerte de que actúes con el más altruista de los propósitos. Las aves de presa, con permiso de la cetrería, no son animales domésticos. Si te encuentras alguna vez con un cernícalo u otro animal herido o en situación vulnerable, llama o acude al centro de recuperación de fauna salvaje que seguro que habrá en tu provincia. No intentes quedártelo.
Allí se harán cargo de cualquier animal silvestre, con el único fin de introducirlo nuevamente en su hábitat. Siempre, claro, que sus heridas lo permitan.
Donde yo vivo el “Centre de Fauna de Torreferrussa” es el lugar de referencia. Te dejo los datos a continuación.
Dirección y teléfono |
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Le buscarán unos padres adoptivos a mi inmaduro cernícalo. Los de su especie siempre serán más adecuados que cualquier humano.
Seguro que allá donde te encuentres tienes alguna de estas entidades cerca de ti. Aquí en esta web puedes encontrar una relación, con sus teléfonos y direcciones, de todos los centros de recuperación de fauna en España. Si te encuentras en otros países te animo a que investigues un poco, probablemente habrá un lugar próximo a donde acudir.
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Por cierto, todavía quedaba una pregunta sin contestar, bueno o al menos no del todo… Al parecer los cernícalos hacen también sus nidos en las oquedades de los edificios. Tenía el nido encima de mi cabeza y no me había dado ni cuenta.
¡Lástima, nunca llegué a ver a los padres del polluelo! Tan solo esta pluma de ala en el suelo atestigua su presencia.
Los veterinarios del centro me narraron el posible desenlace. Si alguien no lo hubiera rescatado, los adultos hubieran hecho lo indecible por seguir alimentándolo. Pero, ante la incapacidad de volver al nido, seguramente hubiera acabado devorado por algún felino o perro.
Suerte tuviste después de todo. ¡Espero que tengas una buena vida!
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Hola, en mi país, hay muchas aves que viven en alturas en las montañas con mas frio, pero todos los años bajan a lugares más cálidos para anidar y siempre al mismo nido. Uno sabe que hora es en la madrugada porqué son como miles de alarmas juntas. Y por supuesto hay otras bellas especies que visitan mi jardín, me agrada ya que se comen los insectos que se alimentan de mis plantas.