Hoy te voy a hablar de una planta autóctona de la península Ibérica, distribuida ampliamente por sus colinas y carrascales. La retama de olor (Spartium junceum), también conocida como gayomba, ginesta o genista es un arbusto muy resistente y de espectaculares flores amarillas. Vale la pena tenerlo en consideración.

Detalle de las flores de la retama de olor
Estaba esperando a estas fechas para mostrarte aquí la flor de la retama. Y así ha sido como, al observar por azar este increíble paisaje, me he visto forzado a regresar “cámara en mano”. Plasmar su belleza era una prioridad para mí. Mira cómo se ve durante estos días el monte mediterráneo. La retama de olor está espectacular ¿no te parece?.

Retama de olor, gayomba, ginesta o genista (Spartium junceum)
“En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte,
quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino.
Le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista…
Cerca del mar. Porque yo
nací en el mediterráneo.”
Cuando camino por el campo con las retamas en flor, inmediatamente acude a mi cabeza la letra del gran maestro. Tan relacionada está la genista con nuestro paisaje que Joan Manel Serrat la cita en su conocida canción.
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Descripción
La retama de olor, gayomba o también ginesta o genista -como la llamamos por aquí- es una planta caducifolia y de porte arbustivo, que pertenece a la familia de las fabáceas (leguminosas). Con frecuencia y “como quien no quiere la cosa” alcanza los tres metros de altura, en una estampa de tallos verdes, erguidos y flexibles (casi sin hojas). Trasmite una imagen espartana, algo que la realidad no se atreve a contradecir; es una planta acostumbrada a la dureza.

Flores papilionáceas (con forma de mariposa)
Sin embargo, sobre principios de junio (dependiendo del lugar) se obra el milagro y esta mata se olvida de ser austera, rentando una pródiga floración. La retama se redime de esta manera, con sus grandes flores amarillas y olorosas, que la cubren casi por completo.

La retama de olor dispone sus flores en racimos terminales
Al final del estío, una vez maduro el fruto, la legumbre resultante (de color oscuro) se abrirá esparciendo las semillas por todas partes.
Usos de la retama de olor
Te la puedes encontrar por doquier en la cuenca mediterránea (sur de Europa, norte de África y oriente próximo), formando los típicos retamales. Le gustan los terrenos calcáreos, secos y soleados. Allí donde haya un suelo árido y castigado por el sol es posible que encuentres retamas.
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El hecho de que, como otras leguminosas, sea capaz de fijar en el suelo el nitrógeno atmosférico la hace muy interesante para la mejora del suelo. Esta capacidad, unido a su fantástica adaptabilidad, la convierten en la planta ideal para estabilizar terrenos con riesgo de erosión.

Retama de olor, gayomba, ginesta o genista (Spartium junceum)
Es muy común verla en medianas, márgenes de caminos o allá donde se haya buscado un nulo mantenimiento. Despreciada tiempo atrás por considerarse vulgar -demasiado habitual-, es utilizada hoy en día cada vez más en jardinería. Se saca provecho a la belleza de sus flores, pero sobre todo a su tremenda resistencia. Tiene un interés especial en xerojardinería, debido a su pobre necesidad de agua.
La retama esta especialmente indicada para jardines medianos y grandes. Quedarán muy bien las composiciones con varias plantas.
Su enorme capacidad adaptativa la ha convertido en invasora en ciertos lugares de clima similar al mediterráneo. En California, Chile y Sudáfrica ha conseguido escapar de los jardines pasando a formar parte del paisaje.
Cultivo y cuidados
La retama es habitual en el mediterráneo no por casualidad. Tolera bien el calor, pero menos el frío. Su límite puede estar en los -5°c. Aguantará las heladas ligeras, pero no mucho más.
Si te encaja y apuestas por ella, plántala en un lugar bien iluminado. No es apropiada para exponer a la sombra. No hagas caso omiso a su biología o tendrás una planta débil y propensa a plagas y enfermedades, además de que apenas florecerá.
La retama está diseñada para zonas luminosas y con escasez de agua. Riégala poco o nada en invierno, pero algo más en verano. Por supuesto que aguanta bien la sequía, pero le convendrán ciertos mimos para conservar su valor ornamental. La clave… prestar atención al suelo. Evita que permanezca húmedo por demasiado tiempo (deja que seque antes de volver a regar).
A esta planta le interesa, por tanto, un sustrato suelto; mejor si tiene algo de materia orgánica. Puedes conseguirlo fácilmente, mezclando una parte de arena con dos tercios de sustrato universal.
Si lo deseas, para renovarla o simplemente para sanearla y darle forma, puedes podarla durante el invierno. Después, añadiendo algo de abono, te asegurarás el correcto desarrollo.
Problemas
La retama de olor es bastante resistente a las plagas. Si le atacan el pulgón y la cochinilla, la agresión no sería de gravedad. El mayor riesgo lo supone el exceso de humedad en el suelo: puede acabar con la pudrición de sus raíces.
Otro peligro diferente, en este caso hacia nosotros mismos, es su toxicidad. Si tienes mascotas o niños pequeños en casa, vigila. Como tantas otras plantas ornamentales, no debe ingerirse; puede causar molestias.
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Si te limitas a contemplarla en tus paseos por la montaña, ¡no pasa nada! Pero estarás desaprovechando la ocasión de disfrutarla cada día. La retama de olor (Spartium junceum) puede llenar tu jardín de fragantes flores amarillas y a cambio de muy poco. De ti depende darle una oportunidad.
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