En la anterior entrada vimos los “nutrientes esenciales” que necesitan las plantas y qué sucede cuando existe una carencia de alguno de ellos. Hoy toca, tal y como te prometí, ponerles solución. Deberás abonar tus plantas con cierta frecuencia, si quieres mantenerlas saludables. No solo la luz y el agua les son indispensables.

Abonar las plantas de forma periódica asegura una buena disponibilidad de nutrientes
Ya comenté que, de entre los minerales demandados, había tres que lo eran en mayor medida (nitrógeno, fósforo y potasio). Al inicio, en un suelo de cierta calidad (con buena textura, materia orgánica y un pH correcto) sería extraño que una planta mostrara problemas por falta de estos elementos.
Pero además, no olvides tener en consideración otras circunstancias: no es lo mismo una hortensia que una planta crasa. Conviene que adaptes el sustrato a las condiciones de cada especie. En “Cómo plantar en otra maceta” te doy algunos apuntes sobre el tema; conocerás las mezclas indicadas para cada situación.
Sin embargo, a pesar de darle lo mejor a tus plantas, en poco tiempo el suelo sufrirá un desgaste que tendrás que corregir. Es ahí donde entran en juego los diferentes abonos y fertilizantes.
Contenido de la entrada
Abonos orgánicos
La incorporación de abonos orgánicos al suelo siempre es algo muy recomendable. No solo irán liberando el alimento lentamente, gracias a la acción de los microorganismos, sino que aportarán una serie de ventajas.
La materia orgánica mejora considerablemente la textura del terreno, haciéndolo más esponjoso. Facilitará la aireación de las raíces en los suelos arcillosos y la retención de agua en los arenosos (es muy apropiada como enmienda en determinadas circunstancias).Su presencia, en proporción suficiente, es sinónimo de una tierra fértil: frena la erosión y la pérdida de los minerales a causa del riego. También estabiliza el pH y la temperatura del sustrato, facilitando la absorción de los nutrientes.
La materia orgánica debería estar presente en cualquier terreno de cultivo
Durante el invierno es un buen momento para incorporarla. Mézclala ligeramente con la tierra, ayudándote de una azada. Para ello, entrecava superficialmente y con cuidado de no dañar las raíces.
Aquí tienes algunas opciones interesantes en jardinería…
Compost
Puedes hacer compost a partir de los restos vegetales generados en el jardín (hojas, césped, poda…), también valen los residuos vegetales de la cocina. No es buena idea en cambio incorporar malas hierbas, podrían brotar nuevamente a pesar del compostaje, ni restos de plantas enfermas.

Compost para el jardín por normanack (CC BY 2.0)
Manteniendo una humedad apropiada y mezclándolo de vez en cuando, los microorganismos implicados irán descomponiendo los restos. Tu compost estará listo de 3 a 6 meses y podrás añadirlo al JARDÍN.
Guano
Es el resultado de los excrementos fosilizados de algunas especies de aves marinas y murciélagos. Tiene un alto contenido en nitrógeno, fósforo y potasio, además de otros nutrientes.
Es adecuado para el abonado de fondo en el JARDÍN. También se comercializa en envase líquido, para añadir al agua de riego, o en forma de barritas; ambos muy oportunos durante los periodos de crecimiento y floración de las plantas (cómodo para MACETAS).
Humus de lombriz
El humus procedente de la actividad de la lombriz roja es quizás el mejor fertilizante posible para nuestras plantas. Es un abono biológico que, además de mejorar la estructura del suelo e incorporar los nutrientes necesarios, favorece la formación de micorrizas (simbiosis entre raíces y hongos), dotando a las plantas de mayor vigor y resistencia ante las enfermedades.
Se puede encontrar en formato sólido (perfecto para el JARDÍN) o líquido (ideal para añadir al riego de MACETAS y jardineras).
Si lo deseas, puedes encontrarlo aquí en Amazon.
Fertilizantes minerales
Hay muchos tipos de fertilizantes minerales, dependiendo de su uso, su composición o de su forma de aplicación. Lo mismo puede ser un abono universal, que uno pensado para frutales o puede que para plantas de flor. Son tremendamente versátiles; si hay una necesidad, existe un abono para solucionarlo

Abono granulado de liberación lenta
Todos aportan nutrientes a las plantas, en una u otra medida. No obstante, ninguno contribuye a la estructura del suelo, como en el caso de los naturales. Por esta razón, en circunstancias normales, los abonos minerales deberían ser complementarios; nunca sustituir a la materia orgánica.
Abonos granulados de liberación lenta
Aportan los nutrientes demandados de forma paulatina y durante un periodo más o menos prolongado (actúan de 2 a 3 meses).
Normalmente presentan nitrógeno, fósforo y potasio, siendo variable su relación. En la anterior imagen puede verse la leyenda “12+8+16” en el envase. Esto significa que existe un 12% de nitrógeno, un 8% de fósforo y un 16% de potasio por cada grano de abono. También suelen contener magnesio y azufre en su composición, así como algunos microelementos.
El abono granulado es una forma cómoda de aportar los minerales necesarios, sin tener que estar demasiado pendiente. Es apropiado tanto para las plantas en MACETA como para las plantadas en el JARDÍN. Lo puedes encontrar en Amazon.
Abonos líquidos
Por norma general han de diluirse en el agua de riego, pero también los hay de aplicación foliar. Tienen un efecto inmediato sobre las plantas, por lo que pueden servir para corregir carencias de forma rápida. Por contra, se deben utilizar con cierta frecuencia (cada 2 ó 3 semanas), desde la primavera hasta el otoño.
Si te decides por este tipo de abono, puedes encontrarlo en Amazon.
Son ideales para la utilización en MACETAS. Solo debes tener cuidado con su dosificación; no te excedas para evitar la toxicidad en las plantas.
Quelatos
Para varios de los problemas comentados la semana pasada, ya apunté algunas soluciones. Es el caso de las dificultades de asimilación de algunos metales debido a suelos con pH alto, un contratiempo habitual en plantas acidófilas.
Los quelatos ayudan a subsanar las deficiencias específicas de determinados micronutrientes
Puedes incorporar el mineral en forma de quelato, añadiéndolo a la planta con el agua de riego, por vía foliar o en barritas para el sustrato. Es un recurso muy práctico para ciertos microelementos (hierro, manganeso, zinc y cobre), donde las demandas son pequeñas. La mejoría es además inmediata (tanto en MACETA como en el JARDÍN).
Echa un vistazo al artículo sobre la clorosis férrica.
Enmiendas
Para remediarlo definitivamente y no eternizarse en el tratamiento de estas carencias, sería interesante disminuir el pH del suelo, hasta valores razonables (de 6,5 a 7), más aún en el caso de las acidófilas. Para conseguirlo, una práctica común es añadir turba rubia, que posee un pH muy bajo.
En el caso contrario, con suelos demasiado ácidos, bastaría con añadir cal molida (carbonato de calcio). De esta manera se subiría el pH, desbloqueando así los minerales para las plantas.
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Hasta aquí, algunos abonos que pueden ser útiles para reponer los nutrientes gastados o perdidos en el terreno. También has visto ciertas prácticas para liberar los elementos retenidos y ponerlos a disposición de tus plantas. Espero que sea suficiente para mantenerlas en óptimas condiciones.
Recuerda que esta entrada complementa la de la anterior semana: “Nutrientes imprescindibles para la salud de tus plantas”. Si aún no te la has leído, a qué esperas, éste es un buen momento.
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Me parece ACERTADO, sobre todo que no se deje llevar por la tendencia actual a buscar la aplicación exclusiva de abonos naturales, propio de una cultura excesiva biológica, recomendando su aplicación conjunta con los abonos químicos. No sólo hay que tratar el suelo sino también alimentar las plantas. Saludos.