El exceso de riego es uno de los problemas más frecuentes entre los aficionados que comienzan en jardinería. La preocupación por sus plantas siempre inclina la balanza del lado de la abundancia… ya se suele decir que hay amores que matan. Yo quiero evitar que cometas este error explicándote las consecuencias.

Consecuencias del exceso de riego y cómo solucionarlo
Constantemente estamos batiendo récords de calor: el pasado mes fue el junio más cálido en muchos años y julio no es que esté siendo fresquito precisamente. Por eso, con la que está cayendo, miramos con pena a nuestras plantas con la misma pregunta siempre en la cabeza: ¿necesitarán agua…?
La respuesta no tiene por que ser un sí necesariamente, y ante la duda aquí no vale: “no está de más por si acaso”.En temas de riego: existiendo incertidumbre, al contrario de lo que puedas suponer, es mejor quedarte corto que pasarte. Siempre estás a tiempo de administrar más agua si observas que tu planta lo requiere pero el exceso de riego puede ser fatal para las raíces.
En otros artículos ya te he ido comentando algunos de los errores típicos en el riego de nuestras plantas. En el post de esta semana voy a ser más específico; quiero centrarme en el exceso de humedad, posiblemente el más perjudicial de todos por las razones que ahora te cuento.
Contenido de la entrada
Asfixia radicular
Por si no lo sabías, las raíces también respiran: precisan oxigeno además de absorber agua y nutrientes para la planta. Si riegas demasiado habrá tanta agua en el sustrato que el aire será muy escaso, provocando la asfixia de las raíces.
Tienes que imaginar el terreno que alberga a tu planta como un recipiente (si se trata de una maceta aún será más fácil de entender). Cuando tenemos un vaso vacío, en realidad esto no es del todo cierto puesto que contiene aire; si lo llenamos de agua hasta el mismo borde ¿dónde queda el aire?
Si cambiamos este ejemplo por algo más práctico, un tiesto con tierra, el caso es exactamente el mismo: el aire ocupa los huecos entre las partículas del sustrato (cuanto más grandes sean los granos… mejor aireado) ¿pero qué pasa si regamos demasiado? igual que en el vaso: el agua desplazará al aire ocupando su lugar.
Si falta oxígeno en el suelo, los tejidos radiculares se pudrirán. El episodio será más grave cuanto más tiempo permanezcan las raíces sin respirar, pudiendo acabar incluso con la muerte de la planta.
Los síntomas mostrados son muy similares a los de la falta de hidratación: ausencia de nuevos brotes, languidez y amarilleamiento generalizado, caída de las hojas y flores… por lo que las señales suelen confundirse generalmente, actuando de forma opuesta a lo deseable: se incrementa el riego, empeorando aún más la situación.
Cómo recuperar la planta
Te darás cuenta porque al tocar la tierra la notarás húmeda. Es recomendable hacer una cata con el dedo, lápiz o cualquier otro objeto, siempre más allá de la superficie. La cubierta del sustrato puede parecer seca existiendo todavía bastante humedad en las capas más profundas. Hunde el dedo al menos 5 ó 6 cm. en el suelo, si los granos se pegan a la piel y sale sucio es que aún hay suficiente agua.
Como el otro día me recordó Francisco, un seguidor de este blog, y siendo fiel a sus palabras…
El grado de adherencia de las partículas es proporcional al grado de humedad contenido
Ahí queda eso… ¡buena regla a memorizar!
La solución al disgusto pasa por suspender todo riego y dejar secar el sustrato. Si la planta está en tiesto y es posible retirarla, es una buena idea envolver el cepellón en algún papel o tejido absorbente e ir cambiándolo hasta eliminar el agua sobrante. Luego se deja descansar la planta sin riego durante unos días y a esperar.
No siempre es posible recuperar la planta, todo depende de su grado de afectación. Si la has pillado a tiempo y sus raíces no tienen hongos, saldrá adelante.
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Para evitar futuros episodios, no lo olvides, comprueba la tierra antes de regar; para la mayoría de plantas mientras haya humedad no es conveniente añadir agua.
Pero la culpa no es siempre toda de un riego inadecuado, -bueno, un poco sí- pero se puede ver agravada por ciertas condiciones.
La estructura de suelo
Si hasta ahora he incidido en el manejo adecuado del riego, tienes que saber que otra manera de prevenir la asfixia radicular es actuando directamente sobre el sustrato.
Si en el jardín o huerto dispones de un suelo pesado (muy arcilloso) lamentablemente tienes un problema. Los suelos de este tipo, con partículas tan finas apenas tienen capacidad para albergar aire, están poco oxigenados. Incluso con un control de riego acertado, un episodio de lluvias prolongado puede echar por tierra el trabajo realizado.
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El inconveniente será mayor si además el terreno es poco profundo y carece de inclinación para el escape del agua.
Por el contrario los suelos demasiado ligeros (muy arenosos) tienen una gran capacidad de aireación pero escasa de retención de agua y de nutrientes. No te interesa en absoluto un sustrato en el que los riegos han de ser constantes para hidratar las plantas.
Como siempre hay que huir de los extremos; un suelo franco o franco-arenoso con capacidad retentiva tanto de aire como de agua es lo ideal para la gran mayoría de plantas. Si no es el caso hay que solucionarlo.
Soluciones para mejorar el suelo
Si se trata de plantar en macetas o jardineras, no tienes mayores problemas: compras los sacos ya preparados con la mezcla adecuada (sustrato universal, sustrato para cactus, tierra de brezo o castaño para acidófilas, etc.), es bien sencillo, hay un sustrato para cada necesidad.

Un buen sustrato de plantación ayuda a evitar el exceso de riego
Si el asunto es en el suelo del jardín y con plantas aisladas, puedes aplicar un sistema parecido: haces un agujero generoso para retirar el sustrato indeseable y añades en su lugar uno de buena calidad.
La cosa se complica si tienes que trabajar un parterre o un cultivo agrícola. Aquí, dependiendo de la extensión y para no arruinarte, puede ser más conveniente realizar una mejora del material ya existente: se labra el terreno y se mezcla con materia orgánica, compost o mantillo. El suelo quedará más esponjoso, aireado y con los nutrientes necesarios.
Hongos en las raíces
Bien sea por culpa de una mala gestión del agua o de un suelo mal oxigenado… casi seguro que con esta situación acabarán por aparecer hongos patógenos en el suelo. Infectarán las raíces o el cuello de tus plantas; solo hará falta que la temperatura del sustrato acompañe al exceso de humedad y te verás en un aprieto.
Los síntomas pueden ser variables dependiendo del patógeno (Phytophthora, Pythium…) y del huésped: por lo general se muestra un debilitamiento generalizado de la planta, brotes escasos y pequeños, hojas descoloridas, corteza agrietada, exudación de resina o estrechamiento de la base del tallo.
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Son especialmente sensibles a estos hongos: las coníferas, los cítricos y otros frutales, el césped y las plantas crasas pero cualquier especie puede ser susceptible.
El Pythium es especialmente dañino en agricultura por su capacidad para atacar gran variedad de cultivos. En los semilleros y los esquejes, es una pesadilla.
La Phytophthora la toma en gran medida con cipreses y thuyas (es conocida como la enfermedad de los setos), provocando el típico amarronamiento en ascenso desde la base hacia la punta de la copa (ampliar información).
Combatir la enfermedad
Los hongos de raíz son enfermedades graves que pueden acabar con la muerte de la planta. Es importante más que nunca la prevención. Evita las circunstancias que le son favorables: sin un exceso de riego y con un suelo bien estructurado es improbable que sufran este hándicap.
Si ya es demasiado tarde para eso, por lo menos intenta detectarlo a tiempo. Si las raíces y vasos conductores han sido colapsados, ya no podrás hacer nada.
Plantas en maceta…
- Si el tamaño de la planta te lo permite, extráela del recipiente y aprovecha para ver el estado de las raíces: retira para ello la tierra con cuidado y corta las que veas negras o con síntomas de pudrición.
- Pulverízalas con fungicida y cambia la tierra y la maceta.
- Si quieres conservar el recipiente, debes desinfectarlo: puedes utilizar lejía, alcohol o agua oxigenada.
Si el ejemplar está plantado en el suelo, tienes que aplicar el fungicida por inundación. Si no existe un hueco para el riego, habilita con la azada uno alrededor del tronco, así el producto no se perderá e irá directo a las raíces, donde es necesario.
El Fosetil-Al es la materia activa utilizada habitualmente con estos hongos, capaz al menos de mantener a raya el avance de la enfermedad. El Aliette es la marca comercial; a través de este enlace puedes encontrar el producto en Amazón.
Un último apunte: no reutilices un sustrato donde existan bajas por hongos de raíz. Suelen permanecer latentes en el suelo durante mucho tiempo y pueden enfermar a cualquier ejemplar plantado nuevamente.
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Como has visto, es muy importante para la salud de tus plantas ajustar el riego a sus necesidades reales. Para lograrlo es preferible, ante la duda, quedarse corto que excederse de forma continuada. En la entrada “¿Cada cuánto regar las macetas?” tienes algunas pautas que te pueden ayudar.
Tampoco quiero que ahora te pases de frenada: el agua es necesaria siempre para las plantas y más si cabe en verano. Solo has de imaginar el escenario al regresar de las vacaciones sin este asunto resuelto. Para que no te pase a ti, mira estos trucos para regar tus plantas si te vas de vacaciones.
En resumen, aplica la regla memorizada: si al realizar la cata con el dedo aún sale lo bastante sucio de tierra quiere decir que la planta todavía dispone de suficiente humedad. No se morirá si no la riegas pero puedes causarle problema en el caso contrario.
¿Te ha gustado el post?
Excelente artículo José, muchas gracias!!