El cóleo es una planta de origen tropical utilizada desde siempre para decorar el interior de nuestras casas. Los motivos son obvios; no hay más que ver la tremenda belleza de sus hojas variegadas. Cultivada sobre todo en interior por su escasa tolerancia al frío, también es posible en exteriores donde el clima lo permite.

Cóleo o cretona (Solenostemon) por Manuel (CC BY 2.0)
Es muy posible que ya lo conozcas; éste es el cóleo (Solenostemon sp), también conocido como cretona. De porte semiarbustivo, puede llegar hasta el metro de altura, aunque plantado en maceta no suele pasar de los cincuenta centímetros. Su origen tropical (sudeste asiático) nos da muchas pistas sobre sus necesidades, las veremos detalladas más adelante.
El cóleo es una de las plantas más habituales en los hogares de todo el mundo. La razón de tanta popularidad no es un secreto: las hojas parecen pintadas con esmero y acicaladas con sus vivos colores (pueden ser amarillas, púrpuras, marrones, verdes o escarlata), ordenadas por pares, la una frente a la otra, formando un conjunto muy llamativo.Aquí lo tienes nuevamente para que puedas ver algunas de las variedades. Éste es solo un ejemplo; hay muchos otros colores.

Cóleo (Solenostemon) por Manuel (CC BY 2.0)
Parece que los viveristas han tenido tiempo de experimentar seleccionando e hibridando para conseguir nuevas fantasías.
También es una especie fácil de reproducir, tanto por semilla como por esqueje. Por eso el coste de un cóleo es muy asequible; a menudo se utiliza incluso en exterior como planta de temporada.
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¿Interior o exterior?
Sin embargo, el cóleo es ante todo una planta de interior: el principal factor limitante en jardines o terrazas es el frío. Si en tu ciudad el invierno es benigno, también puedes disfrutarlo en el exterior de la vivienda. Pero ojo, siempre que lo sitúes a la sombra… el sol directo es fatal: quema las hojas.
¿De qué temperaturas estamos hablando? Se encuentra cómodo entorno a los 20ºC y empieza a acusar el frío por debajo de los 10ºC. No obstante, si está bien aclimatado, puede aguantar en el exterior temperaturas próximas a los 0ºC.
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Ya sabes, si en tu zona se dan otras condiciones, más vale que no te plantees su cultivo fuera de casa o al menos la entres con la llegada del frío.
Sustrato y plantación
Los cóleos no son exigentes con el suelo; con cualquier sustrato estándar se sentirán cómodos. Eso sí, lo prefieren algo suelto para facilitar el drenaje, y si tiene un pH ligeramente ácido, mejor.
Según esto, se puede hacer una mezcla especial a la carta: una base de sustrato universal mezclada con turba o tierra de brezo más una pizca de arena puede ser la delicia de nuestra cretona.
Al plantarla en la maceta asegúrate de que ésta disponga también de un drenaje suficiente. Los agujeros en la base deben evacuar sin obstáculos la salida del agua, de lo contrario se harán patentes los problemas a nivel radicular.
Ubicación del cóleo
Para el cóleo, la situación luminosa es un factor importantísimo. En interiores necesita de mucha luz, pero no directa, para mantenerse sano y conservar sus colores. Si las hojas no reciben la luminosidad suficiente se verán apagadas e incluso pueden llegar a caer. Colócalo cerca de una ventana siempre que sea posible.

Cóleo con tonos fucsias y verdes por Jacinta Lluch Valero (CC BY-SA 2.0)
Otras circunstancias que pueden provocar la caída de las hojas son las corrientes de aire y los cambios bruscos de temperatura; evita la influencia del aire acondicionado.
Nunca pulverices con agua las hojas del cóleo, podría provocar problemas
Cuidado también con la calefacción en invierno; el cóleo acusa la falta de humedad ambiental. Para paliarlo no pulverices las hojas, no es buena idea. Pon debajo del tiesto un recipiente o platito con agua y grava. Recuerda alojar las piedrecitas para aislar las raíces del agua.
Riego y abono
El riego es el punto más delicado en los cuidados del cóleo. En verano hidrata con asiduidad pero con mesura cada vez. No dejes que la tierra seque por completo (compruébalo constantemente); pero tampoco permitas que permanezca encharcada. El sustrato del que antes hemos hablado te facilitará la labor.
En invierno deja descansar la planta: baja la frecuencia de riego para evitar pudrir las raíces.
Es importante durante el periodo de crecimiento considerar su abonado, indispensable si tu planta se encuentra en maceta. En este caso lo ideal es añadir un fertilizante líquido al agua de riego; cada 2 ó 3 semanas será suficiente. Si lo necesitas, en este enlace a Amazon tienes uno de calidad. Vigila con las dosis, ajústate a las indicaciones del fabricante.
Poda
Desde luego la buena iluminación, junto al correcto riego y abonado de la planta, facilitan mucho las cosas. Pero el último secreto para conseguir un porte compacto y frondoso es el pinzado del cóleo.
Poda las puntas si lo ves demasiado espigado, así limitarás el crecimiento en altura permitiendo que gane volumen.
Los tallos sobrantes los puedes aprovechar para reproducir tu cretona; sus esquejes son fáciles de enraizar. Mira el enlace donde te explico la técnica del esquejado.
Elimina las flores: en otoño o invierno surgirán las espigas florales. Siempre debes quitarlas -fundamental- en cuanto aparezcan. Carentes de la más mínima gracia, no solo no decoran sino que restan vigor a la planta.
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Los cóleos son plantas con escasos problemas de plagas. Pueden ser atacados quizás por pulgón o araña roja en ambientes con poca humedad, algo fácilmente solucionable con productos ecológicos (consulta los enlaces).
Pero los mayores disgustos se dan por errores en sus cuidados. El riego insuficiente o excesivo, la falta de luz o las hojas quemadas, los cambios bruscos de temperatura o las corrientes de aire pueden hacer que tu cóleo pase, de un día para otro, de estar radiante a verse triste o sin hojas.
Son plantas muy bonitas, sí, pero delicadas, eso no se puede negar.
¿Y tú ya conocías el cóleo? Seguro que sí. Cuéntame qué tal te va con esta planta.
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Me encanta tu blog, te sigo desde que me inscribí y he aprendido mucho. Gracias por incrementar en mí el gusto por las plantas.