La parra virgen o viña virgen es una enérgica enredadera, capaz de ascender sin ninguna ayuda por muros y fachadas. Las cubrirá de verde, sin dificultad, transformando el material inerte en algo vivo. Para el otoño, aún te guardará una sorpresa: sus hojas virarán a tonos escarlata antes de caer, ofreciendo una estampa espectacular.

Parra virgen, masia en Ossó de Sió (Lleida)
Este puente de noviembre, festividad de “Todos los Santos”, he aprovechado para cambiar de aires y disfrutar de un pequeño descanso. El lugar elegido fue una masia en Ossó de Sió (Lleida); tras más de 200 años de existencia aún permanece en pie.
El tiempo se advierte diferente rodeado de paredes tan vividas. Las prisas de urbanita pronto me resultaron ridículas y la belleza de las pequeñas cosas cobra, si cabe, aún más importancia.No poca de esa calma inducida fue contemplando la excepcional parra virgen que abrazaba los muros, ascendiendo por todas partes, haciendo buena, con sus tonos cobrizos, la anhelada paleta otoñal.

Pérgola cubierta de parra virgen
Y es que… esta trepadora, resistente y vigorosa a partes iguales, antes de desnudarse por la llegada del frío, se sonroja pintando sus hojas de sugerente bermellón. Momento sublime que hace estimar, por si solo, el tino de su plantación.
Contenido de la entrada
Especies de viña virgen y descripción
Existen varias especies de esta viña decorativa (género “Parthenocissus“), diferentes entre si básicamente por la forma de sus hojas. Las más usuales en jardinería son Parthenocissus quinquefolia y Parthenocissus tricuspidata, aunque hay algunas más.
Hay que destacar que la parra virgen (Parthenocissus) pertenece a la familia de las vitáceas, por lo que está emparentada directamente con la planta de la vid (Vitis vinifera). Sin embargo, CUIDADO… aunque veas a los pájaros ingerirlos, en su caso los frutos no son comestibles.

Parra virgen (Parthenocissus quinquefolia)
Esta parra ornamental puede trepar sin ayuda, favorecida por sus “zarcillos” que la sujetan verticalmente (efecto similar al de las ventosas). Quizás, solo al principio, convenga la asistencia de una pequeña caña o tutor para mantenerla apoyada contra el muro.
Alcanzará a esconder toda la fachada sin dificultad (puede ascender más de 15m). Pero a diferencia de la hiedra, lo hará sin causar deterioro en la construcción.
Parthenocissus quinquefolia
El Parthenocissus quinquefolia es la parra mostrada hasta ahora en las fotografías. Procede de Norteamérica, donde se encuentra desde México hasta Canadá, motivo por el que además se la conoce como enredadera de Virginia o viña del Canadá.
Esta viña virgen exhibe unas originales hojas compuestas, divididas en cinco foliolos alargados, peciolados y con el margen aserrado. En la siguiente imagen las puedes ver con más detalle.

Parthenocissus quinquefolia: conocida también como enredadera de Virginia o viña del Canadá
Parthenocissus tricuspidata
En este caso la especie es originaría del este de Asia. Precisamente por eso, se la llama también parra del Japón o hiedra japonesa.
A diferencia de la anterior sus hojas no son compuestas sino lobuladas. Suele presentar tres lóbulos bien definidos, pero no siempre son igual de visibles.

Parthenocissus tricuspidata: parra del Japón o hiedra japonesa
La forma de sus hojas puede recordar, en cierta forma, a las de las del género “Hedera”. Sin embargo, la parra virgen es siempre una planta de hoja caduca.
Si te has quedado con ganas y quieres ver más de esta viña japonesa, tienes una imagen sensacional en “8 trabajos de jardinería adecuados para el otoño”. Además, el tema de la entrada es de lo más apropiado.
Recomendaciones para su cultivo
La trepadora de la que estamos hablando hoy es una planta muy resistente. Se desarrolla bien en condiciones de sol, media sombra o sombra. Aunque prefiere los ambientes frescos, tolera sin dificultades las altas temperaturas y por supuesto los rigores del invierno.
Para enamorarte con sus colores, solo te pedirá cierta humedad en el suelo y algo de materia orgánica. Acertarás si aportas algo de humus cada año, a la salida del invierno, y no descuidas el riego en verano.
En esto último, siempre con cuidado, ya sabes… Al Parthenocissus, como a la mayoría de plantas, no le gusta nada el encharcamiento. Mira estos consejos para afinar con el riego.
La poda no es necesaria, más que para contenerla y evitar el desorden. Si cabe, al principio de todo (en la plantación) la puedes pinzar para favorecer su ramificación.
Las plagas y enfermedades no suponen una excesiva inquietud para esta enredadera. Aunque podría ser atacada por cochinilla, araña roja o algún hongo como el oídio, con los cuidados adecuados no la molestarán.
Si lo deseas, reproducirla tampoco debiera ser una preocupación. Si tienes paciencia, la parra virgen se multiplica bien por esqueje; durante la primavera y el otoño será el momento ideal. Si te interesa, tienes toda la información aquí.
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Vestir una fachada de diez metros no ocurrirá de un día para otro, tampoco envolver una pérgola como la de esta masia. Sin embargo, ya sabes que la calma debe acompañar a todo buen jardinero; es requisito indispensable para trabajar con una obra viva.
Por cierto, si alguna vez te decides a visitar la zona de la que hablo en esta entrada, no dejes de acudir a los tres grandes monasterios cistercienses: Vallbona de les Monges, Poblet y Santes Creus (joyas históricas que datan del siglo XII). Los monjes y monjas que los habitan también saben mucho de sosiego y temple 🙂
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Hola Jose Manuel. Tengo una Parthenocissus en un tiesto de unos 10 ctr. y al hacerle hace unos días un trasplante a un tiesto más aparente que el que tenía me he encontrado con unas raíces del tamaño casi de un dedo meñique. ¿Qué hago, corto parte de las “gordas” y dejo las finas y que el santo patrón de las plantas me dé su apoyo? Un saludo, Emilio.