El domingo 20 de marzo entramos oficialmente en la primavera en la mitad norte del planeta. Climatológicamente esto supone algunos cambios que ya veníamos notando, pues la naturaleza no entiende de formalismos. Comienza un periodo de esplendor para las plantas en el que darán muestra de toda su ostentación… un breve tiempo de embriaguez para nuestros sentidos. A cambio de tanta belleza hay que corresponderlas con las mejores atenciones, ¿no te parece?
Este año hemos disfrutado de un invierno suave por estas latitudes que ha hecho que algunos frutales madrugadores como el almendro adelantaran aún más si cabe su primavera particular. Pero a mediados de marzo puntuales a su cita además han llegado las lluvias que tanto se habían hecho de rogar. El típico tiempo cambiante primaveral no ha venido para fastidiarnos las vacaciones de Semana Santa si no para arrancar la nueva temporada verde.
En breve todas las plantas, unas antes que otras, saldrán de su letargo aprovechando las benignas condiciones para la vida. Algo que deberías de tener en consideración si aprovechas para trabajar en tu jardín durante las fiestas. El inicio de la primavera es un buen momento para programar todas aquellas labores que faciliten o se sirvan de este despertar generalizado. A continuación te comento cinco trabajos de jardinería para los que esta época es la más indicada.
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Abonar las plantas
Asegurar que el suelo tenga todo lo que tus plantas necesitan es vital en todo momento, pero lo es aún más durante la primavera.
Con el tiempo el sustrato del jardín o de tus macetas se empobrece. Antes de que sus habitantes inicien su periodo vegetativo sería el mejor momento para abonar el terreno. Si no lo has hecho aún, no esperes más. Puedes aportar una mezcla rica en materia orgánica o algo de humus de lombriz e incorporarlo al suelo removiendo con la azada. Hazlo con cuidado de no romper las raíces, sin duda harás muy felices a tus plantas.
Los fertilizantes químicos también pueden ser de gran ayuda. Los compuestos granulados de lenta liberación tienen una cantidad equilibrada de nitrógeno, fósforo, potasio y algunos micronutrientes que evitarán carencias en las plantas por un par de meses. Deberás aplicarlos periódicamente pero al menos no tan a menudo como los formulados líquidos.Lo interesante de los abonos líquidos es que al permitirte añadirlos al agua de riego son de fácil asimilación para las plantas, característica compartida con los productos de absorción foliar. Esta propiedad facilita la rápida recuperación de aquellos cultivos que muestran alguna carencia.
Para las plantas de flor existen abonos especiales con mayor proporción de fósforo y potasio que de nitrógeno, facilitando así la floración. También hay fertilizantes adaptados para plantas acidófilas que evitan subir el pH del suelo, y muchos otros productos que seguro que cumplirán con alguna de tus necesidades. Al final lo importante es que a tus vegetales no les falten los nutrientes que puedan necesitar para su correcto desarrollo. Recuerda que tener las plantas fuertes es una garantía ante plagas y enfermedades.
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Por supuesto, no hace falta que te diga que debes respetar siempre las dosis indicadas por el fabricante. En todo caso mejor quedarse corto antes de que se te vaya la mano, podrías quemar las raíces.
Plantar o trasplantar
Si necesitas renovar algunas zonas del jardín no esperes a que lleguen las altas temperaturas para ponerte manos a la obra. La primavera y el otoño te brindan las mejores condiciones posibles: es cuando las plantas están más activas facilitando el enraizamiento. Además, la benevolencia del clima dará tiempo a que las raíces se acomoden a su nuevo hogar sin el riesgo de la deshidratatación. Recordatorio: no olvides nunca que es obligatorio regar cuando acabes. Si quieres que te ayude durante todo el proceso mira el siguiente enlace “Consejos para plantar en el jardín“.
Por las mismas razones… si fuera necesario, es una buena oportunidad para acomodar nuestras plantas en otro recipiente de mayores dimensiones. Si tu planta lleva algunos años en el mismo tiesto y se le han quedado pequeños los zapatos, aprovecha para realizar el trasplante antes de que llegue el calor.
Reproducir las plantas
El inicio de la primavera también es la ocasión perfecta para sembrar esas semillas que tienes guardadas.
Si te preguntabas cuándo hacerlo, el momento ha llegado. Utiliza cualquier recipiente pequeño: macetas, bandejas o incluso hueveras de cartón y rellénalos con un sustrato apropiado que retenga cierto grado de humedad.
La mezcla de arena lavada y turba funciona muy bien tanto para semillas como para esquejes.
- Esparce las semillas con cuidado y cúbrelas ligeramente con el mismo sustrato.
- A continuación pulveriza con agua. Debes mantenerlas bien hidratadas y a la sombra para que germinen.
- Continúa regando con cierta frecuencia hasta que las plántulas tengan sus raíces bien formadas.
- Pasado un tiempo puedes trasladar los planteles a un lugar mejor iluminado y reducir la dosis de agua.
Hay algunas semillas, como por ejemplo las del cerezo, que son especialmente difíciles de germinar. Para conseguirlo se deben hacer reposar antes en el frigorífico al menos dos meses. Este proceso es conocido como “estratificación“. Si quieres saber más detalles, pásate por la sección de comentarios del enlace anterior.
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La reproducción por esqueje es más sencilla y tiene la ventaja de que conseguirás plantas genéticamente idénticas a la original. Si estás especialmente orgulloso de algún ejemplar, este es el método a utilizar.
Los meses de primavera y otoño son también los más indicados para esta técnica. En el post “Cómo hacer esquejes de las plantas que te gustan” encontrarás toda la información.
Resiembra del césped
Si en el césped del jardín tienes alguna “calva” o zona poco densa, aprovecha para solucionarlo. En este caso la mezcla de semillas de césped se esparce directamente sobre el terreno. Pero antes tendrás que preparar el suelo:
- Ahueca ligeramente la zona con una azada y nivela después con el rastrillo.
- Si fuera necesario, retira las piedras o restos vegetales e incorpora algo de materia orgánica.
- Tras tirar las semillas a voleo cúbrelas ligeramente con algo de sustrato.
- Es conveniente compactar un poco la zona de la resiembra; puedes hacerlo incluso pisando con el pie.
- Al igual que en la plantación, no olvides regar al finalizar.
Si en el proceso todo ha ido bien, empezarás a ver los nuevos brotes a partir de las dos semanas desde la siembra. Durante este tiempo los riegos tienen que ser cortos y frecuentes.
Sería buena idea que indagaras igualmente sobre las causas de esos “claros” para que no vuelvan a repetirse.
Revisar el riego automático
Una de las posibles razones de las “calvas en el césped” puede ser la de un sistema de riego en malas condiciones. Un aspersor o difusor obstruido puede suponer la merma en la cubierta vegetal.
Con la llegada del buen tiempo, las plantas requieren reponer las pérdidas de agua por la transpiración de sus hojas cada vez con más frecuencia, por lo tanto el riego se hace indispensable. El encargado de automatizar este proceso y de hacerte la vida más fácil es tu sistema de riego. Examínalo al inicio de la temporada para asegurarte de que todo esté correcto y evitar disgustos.
¿Qué debes mirar? |
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Hasta llegar aquí te he ido mostrando algunas de las tareas que conviene hacer en primavera. Para despedir este post te daré un último consejo: algo que no deberías hacer nunca en estas fechas. Si no lo hiciste en su momento no podes ahora aquellas plantas de flor o frutales de floración temprana para no entorpecer el espectáculo que tienen que ofrecerte. Además considera si quieres recoger sus frutos llegado el momento. Si es así realiza la poda a partir de la recolección.
Si quieres conocer más sobre el resto de tareas que deberás realizar a lo largo del año no te pierdas “8 trabajos de mantenimiento importantes en tu jardín“.
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A finales de primavera con el suelo seco y temperaturas agradables también sería un momento genial para un escarificado del césped… mejor aún que en otoño…